Colores prohibidos

Colores prohibidos

Por Javier Figueiredo

Tras la guerra civil española se desaconsejó la utilización de la palabra rojo (salvo como insulto) y son muchas las generaciones que acabaron llamando colorado al primero de los tonos del arco iris. Lo que jamás podríamos llegar a pensar es que una junta electoral acabara prohibiendo la utilización de un color por entender que se le identifica con una causa política.

Parece ser que el amarillo no se podrá utilizar para iluminar fuentes por tratarse del color que se está usando en Cataluña para pedir la liberación de los miembros del Govern y de organizaciones sociales independentistas que están en prisión. Pero no quiero entrar en esta cuestión sino en la locura en la que podemos caer a la hora de prohibir significantes por motivos políticos, algo que nos podría provocar carcajadas si no escondiera una triste realidad: que tenemos gobiernos, jueces y fuerzas de seguridad bien dispuestas a censurar cualquier cosa que se menee con las argumentaciones más peregrinas que uno pueda imaginar.

¿Hasta dónde podemos llegar con esta estupidez? ¿Existirá una relación de colores con su equivalente a la causa política que se defiende? ¿Hablaremos solo de colores primarios y secundarios o entraremos en la gama de matices? ¿Es suficiente el Pantone para dar cabida a cuantas causas políticas existen en el mundo? ¿Hay que patentar la tonalidad para cada causa política o se pueden compartir?

El primer fin de semana de diciembre hemos podido ver la paradoja de manifestaciones en las que se exhibían símbolos de extrema derecha que están prohibidos en algunos lugares de Europa, al tiempo que unas señoras con bufanda amarilla eran retenidas para que no se acercaran a un mitin de Rajoy.

¿Qué será lo próximo? ¿Cuál será el próximo invento? ¿Prohibir los perfiles anónimos de las redes sociales?  ¡Pues ya lo tenemos! Si lo llevan al pie de la letra acabaremos perdiendo la sabiduría y la gracia de @gerardotc , @protestona1 o Anacleto Panceto .

Alguien decía que el gobierno de Rajoy pasará a la historia por atrocidades económicas, sociales, educativas y culturales que son muy fáciles de descubrir, pero que lo más grave de su legado será el aplastamiento de la discrepancia política por la vía administrativa que le permite la Ley Mordaza. Hace poco supe que varias personas muy jóvenes cometieron el error de gritar tres veces la palabra “votarem”. Estaban en una localidad extremeña durante la víspera del 1-O y cerca de donde se manifestaban un grupo de nacionalistas españoles. Varios de los manifestantes persiguieron a estas jóvenes con la intención de lincharlas y fueron protegidas por la policía, que las identificó. ¿Saben a quién han puesto una multa de 601€ por «alteración del orden público»? ¿A los que iban a agredir violentamente a estas jóvenes? Pues han sido las chicas las que se llevan la multa. Y si quieres justicia tendrás que tener la paciencia y la cartera llena para que llegue a Estrasburgo.

La Ley Mordaza ha dado sus frutos: entre los colectivos sociales hay pánico a poner una mesa en la calle, a repartir octavillas o a improvisar una protesta. La libertad de expresión está en peligro y los derechos de participación política en estado crítico. Por si esto fuera poco, cada mañana habremos de pensar bien qué ropa nos ponemos para no llevar alguno de los colores prohibidos.

 

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