¿Pero qué invento es este? (dos sures)

Citando a la gran Sara Montiel empiezo, una vez que he conseguido que se me cierre la boca y el oxígeno me llegue al cerebro después de ver el spot de animación «2 sures» que ha hecho el PP extremeño para su campaña electoral.

Juro que lo que voy a decir es verdad, sirva esta declaración general para todo lo que sigue, así no me tendré que ocupar de repetirlo una y otra vez…

Para quien no lo haya visto (y no quiera verlo) va de dos amigo, uno extremeño y uno andaluz, capillitas, taurinos y no sé qué más que coinciden en todo menos en política, el andaluz es de IU y el extremeño de Monago, claro. De repente resulta que el extremeño es adivino en la tele y el andaluz llama y comienza una exihibición de lugares comunes salpicados de parodias de otros políticos (la novia que se le adivina al anadaluz es Susana Díaz, pero según el extremeño de Monago le va a poner los cuernos con un centauro con la cara de Pablo Iglesias que se llama el caballo malo de la coleta, o algo parecido) que pone a prueba la resistencia de cualquiera, los nervios del más templado no pueden aguantar indiferentes al visionado del asunto…

Y yo, entre el batiburrillo de cosas que tengo en la cabeza, me pregunto si nos toman por tontos, si los tontos son ellos, si los asesores de campaña (o como se llamen) son tontos, si la raza humana ha degenerado y todos los anteriores no dan para más… No quepo en mí del asombro.

¿Cómo es posible que cuando a un político se le presenta ese spot para preguntarle si lo quiere utilizar en campaña diga que sí? ¿Cómo es posible que a la ciudadanía se nos trate con tan poco respeto? ¿Qué extraño círculo de despropósitos hace que esa idea llegue a materializarse?

Sólo se me ocurren dos posibilidades: defectos del entendimiento o consentimientos otorgados en medio de faenas sexuales. En defensa de la especie humana prefiero la segunda, así que una posible solución para que esto no vuelva a ocurrir en el futuro, es que iniciemos una campaña tan ambiciosa como «Hacemos Extremadura» (que, además, por lo visto es muy barata) y que se llame «Follemos en Extremadura», de esta forma podremos neutralizar el tembleque que le ha entrado a quien haya autorizado este engendro al pensar en la felación que le iban a hacer para obtener su consentimiento. Necesitamos reforzar ese flanco, así estaremos a salvo de malvados publicistas/asesores que saben bien qué hacer para que les digan que sí a todo…

¿A que mola?

Editorial: María Lanzas

 

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