Queremos votar (sin malgastar)

Queremos votar (sin malgastar)

Por Javier Figueiredo

En estos últimos años hubiera deseado tener la urna al lado en más de una ocasión: cuando nos recortaron todo en mayo de 2010, en la huelga general por la reforma laboral de Zapatero en septiembre de ese año, en las dos que tuvimos que hacerle a Rajoy en 2012 por la nueva reforma laboral del PP, con la LOMCE, con la Ley Mordaza, cuando supimos lo de Bárcenas, cuando descubrimos todo lo que nos robaban de la Gürtel y con los ERES, etc.

Me cuesta menos ir a votar que a bajar la basura, algo que tengo que hacer a diario. Pero hay gente que no, que eso de ir a votar y opinar es como escalar el Himalaya. Ahora, la misma gente que cree que todo es teatro (no digo que no lo haya) pone en marcha el «estamos cansados de votar» y eso sí que ya pasa de castaño a oscuro. Miren: en 39 años es la primera vez que hay que repetir elecciones antes de un año, lo que ha ocurrido estaba previsto que pudiera acontecer y ha pasado en otros países. Sí, quiero votar. Porque tengo claro qué medidas quiero que tome en el futuro el gobierno y sé de quién me puedo fiar y de quién no.

Pero hete aquí que ahora el problema es el gasto que supone organizar otros comicios. Y es cierto que son muy caros porque seguimos usando el mismo método que el 15 de junio de 1977 y, como comprenderán, el mundo ha cambiado mucho desde el punto de vista tecnológico. A nadie se le ha ocurrido que con lo que se gasta en cada elección podríamos tener ya implementado un sistema de votación electrónica en los colegios electorales. De manera que a los pocos minutos de cerrar las urnas ya tuviéramos los resultados.

Una de las ideas que se barajan estos días para ahorrar dineros de cara la 26 de junio es la de que los partidos se autolimiten los gastos de campaña y alguna de las propuestas afectan al llamado mailing electoral. Y aquí llegamos a una de las anomalías democráticas que arrastramos desde hace casi 40 años y que hace que en España se dé una circunstancia casi única en el mundo: los partidos políticos pueden imprimir papeletas, enviárnoslas a casa por correo y pagarlas entre todos. Hay quien dirá que es el precio que hay que pagar por tener un sistema democrático, pero no es así. Ahorraríamos millones de euros si solamente se imprimiera una papeleta por cada elector (o quizá dos, que siempre hay alguien que se equivoca). Nos identificaríamos en el colegio, nos darían la papeleta con todas las opciones, entraríamos obligatoriamente en una cabina a marcar nuestra elección y, finalmente, nos permitirían introducirla en la urna. Es la manera de votar que se utiliza en casi todo el mundo, un sistema más barato y ecológico, pero que difícilmente veremos en España

Algunos partidos gastaron el pasado 20 de diciembre de 2015 entre 3 y 6 millones de euros en los «mailings» electorales que nos inundan los buzones con cartas personalizadas y sobres de votación. El 26 de junio podemos ahorrarnos más de 20 millones en papel si, como hacen en muchos países, se prohíbe a los partidos la impresión de papeletas y estas se encuentran solamente donde deben estar: en las cabinas de los colegios electorales.

Hemos creado una petición en este sentido

FIRMA LA PETICIÓN: change.org

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